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Modelo de comentario de un fragmento de Los sufrimientos del joven Werther

MODELO DE COMENTARIO de Los sufrimientos del joven Werther, fragmento.

Esquema:
1. Contextualización del texto en la obra total del autor, movimiento literario, periodo histórico, estética…(2 puntos)
2. Análisis y estructura del contenido: (2 puntos) - Tema principal y secundarios del fragmento, y su relación con otros de la obra a la que pertenece. - Estructura del contenido, con referencia a la temática en cada parte.
3. Expresión: género, subgénero, narrador, análisis de personajes, espacio, tiempo, recursos estilísticos… (2 puntos) 4. Valoración crítica (cierre o conclusión). (1 punto)

TEXTO: LIBRO III
14 de diciembre
«¿Qué es esto, amigo mío? ¡Me asusto de mí mismo! Mi amor por ella, ¿no es el amor más santo, más puro, más fraternal? ¿He tenido jamás en mi culpa un deseo culpable? No lo aseguraré… Y ahora ¡oh sueños! ¡Qué bien pensaban los hombres que atribuían a poderes extraños tan contradictorios efectos! ¡Esta noche! Tiemblo al decirlo: la tenía en mis brazos, oprimida fuertemente contra mi pecho, y cubría con besos interminables los susurros amorosos de su boca: mis ojos se sumergían en la ebriedad de los suyos. ¡Dios mío! ¿Soy culpable al sentir todavía una dicha cuando evoco esos gozos encendidos con toda emoción? ¡Carlota, Carlota! Se acabó conmigo: mis sentidos están confundidos; hace ya ocho días que ya no tengo dominio en mi ánimo; mis ojos están llenos de lágrimas. Nunca estoy bien y en todas partes estoy bien. No deseo nada, no exijo nada. Sería mejor que me fuera».
La decisión de dejar este mundo había tomado cada vez más fuerza en el alma de Werther, por ese tiempo y en tales circunstancias. Desde que regresó junto a Carlota, esa había sido siempre su intención y esperanza últimas; pero se había dicho que no debía apresurarse, que no debía ser una acción precipitada: con la mejor convicción, quería dar ese paso en la más tranquila resolución que pudiera.
J.W. GOETHE: Los sufrimientos del joven Werther, fragmento.

COMENTARIO DE TEXTO
Johann Wolfgang von Goethe (n. 28 de agosto de 1749, en Fráncfort del Meno, Hesse, Alemania – 22 de marzo de 1832, en Weimar, Turingia, Alemania) fue un poeta, novelista, dramaturgo y científico alemán que ayudó a fundar el romanticismo, movimiento al que influenció profundamente. En palabras de George Eliot fue "el más grande hombre de letras alemán... y el último verdadero hombre universal que caminó sobre la tierra". Su obra, que abarca géneros como la novela, la poesía lírica, el drama e incluso controvertidos tratados científicos, dejó una profunda huella en importantes escritores, compositores, pensadores y artistas posteriores, siendo incalculable en la filosofía alemana posterior y constante fuente de inspiración para todo tipo de obras. Sus ideas acerca de las plantas y la morfología y homología animal fueron desarrolladas por diversos naturalistas decimonónicos, entre ellos Charles Darwin. Su apellido da nombre al Goethe Institut, organismo encargado de difundir la cultura alemana en todo el mundo.
Las cuitas[ ]del joven Werther (en alemán, Die Leiden des jungen Werthers) es una novela epistolar y una novela semiautobiográfica de Johann Wolfgang von Goethe, publicada en 1774. Werther es una novela importante del movimiento Sturm und Drang en la literatura alemana. Es uno de los pocos trabajos de este movimiento que Goethe escribió antes de que, junto a Friedrich von Schiller, comenzara el movimiento clásico de Weimar. También influyó en la literatura del Romanticismo que siguió a este movimiento.
Las desventuras del joven Werther; es presentada como una colección de cartas escritas por Werther, un joven artista de temperamento sensible y apasionado, y dirigidas a su amigo Wilhelm. En estas cartas, Werther revela datos íntimos de su estancia en el pueblo ficticio de Wahlheim (basado en la ciudad de Garbenheim, cerca de Wetzlar), donde queda encantado por las tradiciones simples de los campesinos. Conoce y se enamora de Lotte, una hermosa joven que cuida a sus hermanos después de la muerte de su madre. Desafortunadamente, Lotte ya está comprometida con Albert, once años mayor que ella. A pesar de la pena que esta relación le origina, Werther cultiva una amistad íntima con Lotte y Albert. Dicha pena lo obliga a abandonar Walheim para dirigirse a Weimar.
Allí conoce a la Fraulein von B. Sufre una gran pena al enterarse de que Lotte nunca va a ser suya y junto con un amigo se queja de su situación. Después regresa a Walheim, donde sufre más que nunca, parcialmente porque Lotte y Albert están casados. Cada día que pasa le recuerda que Lotte nunca podrá corresponder su amor. Con pena por Werther y respeto por su esposo, Lotte decide que Werther no debe visitarla tan frecuentemente. Él la visita por última vez y después de recitar un pasaje de Ossian, ambos se besan. Werther sabía, antes de este incidente, que uno de ellos —Lotte, Albert, o Werther— tenía que morir. Incapaz de hacerle daño a otro ser, Werther no ve más opción que su suicidio.
El fragmento pertenece a la parte final del libro. Dicha afirmación puede justificarse atendiendo al propio fragmento, ya que el protagonista anuncia que está decidido a suicidarse: Nunca estoy bien y en todas partes estoy bien. No deseo nada, no exijo nada. Sería mejor que me fuera». Puede entenderse de la lectura de este fragmento que ha podido llegar a tener en sus brazos a la mujer amada, pero sabe que no la podrá tener, lo cual le produce placer pero a la vez agonía. Finalmente aclara un narrador sobre el estado del protagonista: se anuncia un final trágico…


El tema de este fragmento es el desamor y sus más drásticas consecuencias: el suicidio.
Los personajes principales que participan en el libro son el triángulo amoroso formado por Werther, Carlota y Alberto; pero, además de ellos, intervienen en el libro más personajes, como los hijos de Carlota, distintos administradores y condes a los que Goethe no da nombre, etc. Así son los personajes principales de la obra:
Werther: es un joven artista, dotado de una gran cultura, sensible y apasionado, amante de la naturaleza. Además de esto, es una persona solitaria que vive en una sociedad que aborrece: no le gusta la burocracia, las distinciones entre clases y el tener que mostrarse de una manera “políticamente correcta”.
Carlota: representa el ideal femenino del romanticismo. Es una mujer bella, culta, espontánea, natural y sencilla, que personifica el papel de mujer-madre, responsable y atenta a todo y todos los que la rodean.
Alberto: el futuro marido de Carlota es el contrapunto a la figura de Werther: es un hombre razonable, moderado y reflexivo. A veces se muestra falto de sensibilidad y por eso no entiende ciertas cosas de la manera de pensar y actuar de Werther.
En el fragmento, estructurado en dos partes, el protagonista, Werther, escribe una carta a un amigo, en la que habla de Carlota. También aparece un narrador-editor, que sabe de las andanzas de Werther por lo que ha leído: pero se había dicho que no debía apresurarse.
El narrador es el propio protagonista, que cuenta en sus cartas sus sentimientos y lo que estos le provocan. Esta primera persona se expresa con intimidad, y con un tono muy subjetivo, lo que cuenta es para él una experiencia emotiva, esto hace aumentar la sensación de autenticidad y refuerza la verosimilitud, dándole mayor credibilidad y acercándole más al lector. Como tal, solo cuenta sus sentimientos y sus emociones, al contrario que haría un narrador omnisciente que sabe lo que piensan todos los personajes, no conoce lo que pasa por la mente de los otros personajes que participan en la novela, aunque a veces por sus gestos o sus reacciones intuye alguna cosa. A pesar de esto en la parte final el narrador pasa a ser el “editor” que narra la historia en tercera persona a partir de los testimonios de trozos de cartas de Werther o de relatos de otros personajes. En esta parte final se dejan de mostrar los sentimientos y la narración está contada de forma objetiva con predominio de verbos de acción.
El tiempo narrativo es lineal, empieza el 4 de mayo de 1771 y acaba con el entierro de Werther el día de San Esteban. El lugar donde sucede la mayor parte del tiempo no tiene nombre, aunque Werther dice, en la carta del día 26 de mayo, que ha construido su cabaña a una legua de la aldea de Wahlheim (nombre que según el autor está cambiado del original por motivos que no describe).
En este fragmento se encuentra en dicho pueblo, al que había vuelto tras despedirse de su trabajo.
Se diferencia un cambio sustancial del estilo de un párrafo a otro. Algo lógico cuando el primer párrafo corresponde a la voz epistolar en primera persona del protagonista, mientras el segundo corresponde a la narración en tercera persona de su editor.
Por lo tanto, del primer párrafo se pueden extraer las características propias del carácter apasionado de Werther: todas esas exclamaciones e interrogaciones retóricas continuas que expresan locura amorosa.
Además se observa el lenguaje romántico y el uso de una metáfora cuando describe las sensaciones producidas por su contacto con Carlota: “cubría con besos interminables los susurros amorosos de su boca: mis ojos se sumergían en la ebriedad de los suyos”.
Al final del primer párrafo podemos leer las líneas centrales de este fragmento y determinantes de la obra: Nunca estoy bien y en todas partes estoy bien. No deseo nada, no exijo nada. Sería mejor que me fuera. La primera oración explica mediante una antítesis el sinsentido de la vida en el que está sumergido el protagonista. La oración del medio expresa el tedio. La última es un anuncio del desenlace de la obra, en donde utiliza un eufemismo: fuera.
El vocabulario de este párrafo está plagado de términos afectuosos: lágrimas, susurros, emoción, gozos, etc..
El narrador también utiliza un eufemismo para expresar el suicidio. Nos resume lo que ha leído en otras cartas de Werther: el protagonista ya tenía la idea de suicidarse desde hacía mucho tiempo.
Las Desventuras del Joven Werther es un canto a la libertad, a la exaltación sentimental, al Romanticismo. Es el canto recordatorio del corazón del hombre,  que había muerto sepultado con el pragmatismo de la Ilustración. Pero no sólo eso. Podríamos considerar esta especie de compendio epistolar como una crítica al exacerbado, al de intensos sentimientos y poco reprimidos impulsos, que, sin embargo, habiendo encauzado su vida de una forma masoquista y dolorosa, supo morir feliz, tal y como él eligió. Werther escogió la muerte porque era el único camino que le quedaba para poder reunirse con Lotte. Si no podía ser en vida, sería más allá de la muerte.


Para ampliar y entender por qué esta obra es un puente entre la Ilustración y el Romanticismo:
1. Las características en la obra del Clasicismo (Ilustración) son las siguientes:
  1. El culto a la razón y al buen gusto (decoro), lo que le obliga a la verosimilitud y a la mesura. Se rechaza lo fantástico. Lo misterioso, lo exagerado y poco natural, y se reprime la expresión del sentimiento.
  2. El sentido de la utilidad. La literatura ha de perseguir una finalidad educativa. De ahí el componente moralizador, satírico o didáctico que encierran todas las obras.
  3. El carácter aristocrático y refinado. El arte se gesta en torno a los salones de la nobleza y de la corte, y desde allí se irradia hacia el pueblo (despotismo ilustrado, elitismo).

2. Pero los elementos que anuncian el Romanticismo son muy numerosos y potentes en la obra: en Las desventuras del joven Werther se destaca la importancia del sentimiento y la imaginación en la creación poética y narrativa, rechazándose las formas y los términos literarios convencionales. De este modo el Werther no está narrado en torno a la razón sino en torno al individuo y sus sentimientos. Esta afirmación se observa a lo largo de todo el fragmento, en el que el protagonista saca a flote todo lo que lleva dentro. Citas como las siguientes son las que certifican dicha afirmación: “Amor y fidelidad, los más bellos sentimientos del hombre, se habían transformado en violencia y muerte” (El editor al lector); “poco a poco van poniéndose en tensión todos mis sentidos, se me nublan los ojos, apenas puedo oír, tengo oprimida la garganta como si me estrangulasen, mi corazón con violentas palpitaciones busca el aire que le falta a sus sentidos sofocados y solamente consigue agrandar su turbación.” (carta del 30 de agosto); “¡Ah!, lo que yo sé puede saberlo cualquiera - mi corazón no es más que mío” (carta del 9 de mayo).

Por otra parte, predomina también la imaginación sobre la razón, la emoción sobre la lógica y la intuición sobre la ciencia. En Las desventuras del joven Werther se observa la anteposición de la imaginación a la razón cuando el protagonista imagina situaciones futuras o pasadas: “¡Ay! Cuando todavía vacilando en medio del sueño la busco a tientas y me despierto... Un torrente de lágrimas corre de mi corazón oprimido, y lloro desconsolado ante porvenir tan sombrío.” (carta del 21 de agosto), “Si una venturosa confianza les hubiera vuelto antes a acercarse, si hubiera revivido en ellos el amor y la tolerancia recíproca y hubiesen abierto sus corazones, quizás hubiera sido posible salvar a nuestro amigo.” (Alpin), o, “Cuando me pierdo en mis sueños no puedo desechar la idea: ¿y si Albert muriese? ¡Tú serías...! ¡Sí, ella sería...!, y entonces echo a correr tras el fantasma de mi cerebro y soy conducido hasta el abismo, ante el que retrocedo despavorido” (carta del 21 de agosto).


La emoción sobre la lógica está indudablemente presente en todo el texto. El protagonista no actúa con lógica ante la situación, que sería aquella que le proporcionaría la razón. En vez de asumir los hechos o buscar una solución lógica, se deja vencer por la emoción de melancolía y sufrimiento, que le lleva al suicidio: “He pasado una noche terrible y... ¡ay!, una noche benefactora; ella es quien ha fijado y determinado mi decisión: ¡Quiero morir!” (carta del lunes 21 de diciembre) y “Mil proyectos, mil ideas se agitaban en mi alma, pero al fin me vino un pensamiento: ¡Quiero morir!- Me acosté y por la mañana al despertar, sosegado, continuaba firme y aún más fuerte en mi corazón: ¡Quiero morir! - No es desesperación, es certeza de que ya he concluido y de que me sacrifico por ti.” (carta del lunes 21 de diciembre). 

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